viernes, 10 de junio de 2011

NECESIDAD DEL SILENCIO PARA ESCUCHAR A DIOS

Nuestra estimada madre Ana María Janer en medio de sus pruebas y de sus emprendedores proyectos de amor y servicio, tuvo que pasar por largas horas de silencio, un silencio creativo, fecundo, que la llevaba al encuentro con el Señor, era "un silencio de amor". Esta actitud no la llevaba a encontrarse consigo misma y realizar sus propios planes o ideas, sino que en esa búsqueda continua de la voluntad del Señor, ella se siente libre, gozosa y disponible para que Dios la tome como su instrumento y pueda realizar los sueños que tiene desde toda la eternidad con el hombre y la mujer, sus hijos, amigos y compañeros: "Este es mi mandamiento, que os améis los unos a otros como Yo os he amado" (Jn.15,9-17)

 

La me. Ana María ha de confiar y dejarse guiar, para poder ver con claridad los caminos de Dios, ella reconoce en el silencio la voz del Amado, y lo sigue con valentía y tenacidad.

Necesariamente hemos de hacer silencio, interior y exterior, salir del ruido que nos ensordece, apagar los móviles (celulares), la televisión, quitarnos los auriculares (cascos), dejar el video juego (consola) y disponernos a la escucha pronunciando las mismas palabras del profeta Samuel: "Habla Señor que tu servidor escucha" (Sam.3,1-10)  
Si no creamos ese espacio ¿cuándo escucharemos la Palabra de Dios? ¿Cuándo le daremos la oportunidad a Dios para que entre en nuestras vidas y se quede con nosotros?.




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