miércoles, 21 de marzo de 2012

¿EN QUÉ O EN QUIÉN CREES?

En nuestras sociedades modernistas, marcadas por los adelantos científicos y tecnológicos, se ha dejado de lado la "credibilidad", resulta más o menos fácil, decir "no creo", "soy ateo", "soy agnóstico" porque ya no se está tan preparado para comprometerse. Creer en algo o en alguien supone hacer silencio para escuchar, para aceptar, para reconocernos pequeños, para confiar y comprometerse con el otro. Son todos valores que hoy están en peligro de extinción.
Todos hemos entrado en la dinámica de la sospecha,  por tanto algunas o la gran mayoría de las  personas se han refugiado en sí mismas y se han creado sus propios dioses. Y sus frases son: "creo a mi manera", "creo en Dios pero no en la Iglesia", "creo en Jesús, pero también en otros dioses" y un largo etc. Sus argumentos subjetivos muchas veces responden solo a lo que sus ojos ven y a lo que su razón les dicta. En el fondo es una huída de nosotros mismos, porque creer en alguien es confrontarse con ese Tú que me muestra mi propia verdad.

La fe es un Don de Dios y una Gracia, no me la puedo inventar, ni hacerla a mi propio modo. Es algo que recibimos de lo alto, y está marcada por una experiencia transformate, que nos ayuda a reconocernos tal cual somos, y sentirnos a la vez inmensamente amados por ese Dios que me acepta tal cual soy. 
Una pista para reconocer si estás en la experiencia de fe es: vivir en la libertad interior de los hijos de Dios, que te hace sentir en paz, seguro y confiado, a pesar de las dificultades, los fracasos, las desiluciones y penas propias de la vida, y que además te da la confianza de que volverás a empezar con más energías, recordando la promesa de Jesús: "vosotros habéis persevarado conmigo en mis pruebas, y yo os daré el Reino..." (Lc.22,28-29), es decir el que permanece unido a Jesús, en momentos de oscuridad, vivirá junto a Él en el Reino de Dios. Dije "permanecer" contrario a marcharse o a salir corriendo.

Y ese Reino de Dios se hace presente cuando dices: "Creo" porque creer es recibir a Jesús en tu corazón y vivir como Él vivió.
Ahora pregúntate: ¿En qué crees, o en quién crees?, de verdad, ¿lo crees?.
Recuerda que la fe tiene enemigos, y nos hemos de preparar para defendernos, y seguir "firmes en la fe".
Recitemos juntos el Credo y reforcemos nuestra fe:

"Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen;

padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
 fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios,
Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar
a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna. Amén."

Esta es nuestra fe, esta es la fe de los cristianos católicos, de los que hemos aceptado a Jesús en nuestros corazones, en nuestras vidas y queremos con Él hacer realidad su Evangelio en nuestra sociedad, HOY. Queremos que no se extingan los valores cristianos, que nos hacen más humanos, más fraternos y más profesionales en nuestros trabajos. Contamos contigo, no importa quien hayas sido ni de dónde seas, lo que importa es quien eres hoy frente a Jesús, que te identifiques con Él y lo sigas como lo hicieron tantos hombres y mujeres de nuestra historia.  


viernes, 9 de marzo de 2012

LAS SIETE PALABRAS DE JESÚS EN LA CRUZ

Las siete últimas palabras de Jesús en la Cruz, que nos dejan reflejadas los evangelistas, nos hacen pensar en la agonía de Jesús en medio de burlas y desprecios de los diversos personajes que allí aparecen. Esos personajes con autoridad política y religiosa de la época, y civiles movidos por "la masa", la humanidad entera está representada en esa escena, incluso en el día de hoy. 
Frente a Jesús, los cristianos tomamos una postura, que nos identifica como tales. Es bueno preguntarnos en estos días de penitencia, de conversión y de reflexión personal, qué posturas tomamos cuando "Jesús" es condenado a muerte, ese "Jesús" que está en cada hermano que crucificamos y marginamos a veces socialmente y otras veces con nuestras palabras, actos, pensamientos y toda clase de desprecio y burlas. 

En un mundo en "crisis", de valores, de relaciones, de respeto, de fe, de confianza, de amor, parece ser que todos tenemos derecho a opinar y a pronunciar nuestras "propias verdades", me pregunto ¿quién escucha y quién reconoce que no está en la verdad?
Creo que seguimos tan ciegos como los personajes del Viernes Santo, y ya han pasado más de 2.000 años. ¿No es como para reflexionar? 
De cada uno depende que construyamos la nueva humanidad fraterna que todos deseamos. Este tiempo de cuaresma es una oportunidad para empezar de nuevo. Anímate, sé tú el primero!
 
SIETE PALABRAS DE JESUS EN LA CRUZ

Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen
(Lc. 23,34)
En verdad, en verdad te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso
(Lc. 23,43)
Mujer, he ahí a tu hijo; hijo he ahí a tu madre
(Jn. 19, 26-27)
¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?
(Mc. 15, 34; Mt. 27, 46)
Tengo sed
(Jn. 19,28)
Todo está cumplido
(Jn. 19, 30)
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu
(Lc. 23, 46)

Les dejo con un tema de Daniel Poli sobre las Siete Palabras que pronunció Jesús en la Cruz, y nos invitan a amar al Corazón de Jesús que nos amó hasta el extremo y se entregó por cada uno de nosotros.
Recordemos que la Me. Ana María Janer nos invitaba a: "Estudiad y meditad la vida de Jesucristo, toda ella es enseñanza para nosotros"  (Esp. Me. Janer nº 26)






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