sábado, 28 de mayo de 2011

DIMENSIÓN MARIANA EN LA VIDA DE LA MADRE JANER

La piedad mariana es un culto del cristiano que la encontramos desde la Edad Media. La oración del Ave María,cuya primera parte es tomada del Evangelio de San Lucas, del anuncio del ángel a la Virgen María (Lc. 1,26 -38), constituye una de las oraciones principales junto con el Padre Nuestro.

La madre Ana María Janer aprende desde pequeña a dirigirse a la Virgen María como Madre y Maestra de su vida.
En el hogar de los Janer era común el rezo del Santo Rosario diario en familia antes de cenar, como también lo era en la mayoría de familias catalanas de aquella época.

Esta práctica ayuda a contemplar los misterios de Cristo, a manifestar el amor filial a la Madre de Dios y a fortalecer las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad. 

Esta oración sencilla está al alcance de todo el pueblo de Dios, incluso los más alejados recurren a la intercesión de la Virgen para que interceda por ellos, por sus familias, sus amigos, especialmente en momentos de necesidad.
El culto a la Virgen María se ha extendido por todo los rincones del mundo bajo diferentes advocaciones. Todos los países tienen como patrona una advocación a la Madre de Dios, solo por nombrar algunas: Mare de Deu de Montserrat, Virgen del Carmen, Virgen de Luján, Virgen de Guadalupe, Virgen de Chiquinquirá, Virgen de Lourdes, Virgen de Fátima, Virgen del Rocío, Mare de Deu de la Candela, etc, etc, etc...

Así también esta piedad mariana ha dado orígen a múltiples expresiones artísticas, que han quedado plasmadas dentro de la tradición de la Iglesia católica y ortodoxa.
En muchos santuarios marianos, podemos encontrar a los cristianos reunidos en torno a la Virgen, produciéndose como un nuevo Pentecostés, donde los discípulos esperaba junto a la madre de Jesús la venida del Espíritu Santo con sus dones.
Hoy también continúa esa afluencia de peregrinos en los diversos santuarios marianos de todo el mundo donde, por la gracia de Dios, se realizan conversiones, curaciones, experiencia de la misericordia de Dios que nos motiva y estimula a vivir con mayor profundidad nuestra fe en Dios y caridad hacia nuestros hermanos. 


En el pueblo natal (Cervera, España) de la Me. Janer, se venera la "Mare de Déu del Coll de les Sabines".
Ella en su adolescencia perteneció a diversas asociaciones marianas, "fue congregante de Nuestra Señora de la Buena Muerte, la de Nuestra Sra. de los Dolores, de Ntra. Sra. del Rosario y la asociación de las Hijas de María". (Positio, pág. 33)



Esto nos indica que su amor a la Madre de Dios, la movía por dentro y por fuera, porque canalizaba este afecto en las obras de misericordia en favor de sus hermanos necesitados. 


La Me. Janer solo proyectaba lo que había vivido durante toda su infancia en su hogar. Había aprendido que no basta solo con rezar sino que la oración necesariamente lleva a un compromiso de caridad y servicio.



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